Varios náufragos dominicanos sobrevivieron durante 15 días perdidos en el mar porque comieron carne de sus compañeros muertos en la travesía, de acuerdo con el relato de un sobreviviente citado el domingo por un funcionario.
El ministro de Turismo, Francisco Javier García, aseguró a los periodistas que los cuatro sobrevivientes, de un grupo de 33, le contaron en un hospital de islas Turcos y Caicos, donde se encuentran internados, que ante la falta de comida se alimentaron con el cadáver del último en morir antes de ser rescatados el sábado.
Los cuerpos de los otros compañeros fueron arrojados al mar según iban muriendo, relató García.
La única mujer de entre los cinco rescatados con vida cerca de las Islas Turcas y Caicos murió el domingo, indicó el funcionario tras visitar el hospital de Providenciales, donde acudió en compañía del primer ministro Michael Misick.
"Los otros cuatro presentan deshidratación y tienen las piernas hinchadas, pero están en proceso de recuperación", indicó.
La Marina de Guerra puso un barco a disposición de la Cancillería para trasladar a los sobrevivientes a territorio dominicano.
Los dominicanos contaron a García que la embarcación perdió el rumbo después de que el capitán los abandonó.
Los cinco migrantes fueron rescatados por un helicóptero de la Guardia Costera de Estados Unidos que lo trasladó al hospital.
Las víctimas salieron de manera ilegal, con rumbo a Puerto Rico, del municipio Sánchez, provincia Samaná, 245 kilómetros al noreste de la capital, y fueron encontradas en una embarcación a la deriva, informó el jefe de la Marina de Guerra, Julio César Ventura Bayonet.
Familiares de varios desaparecidos erigieron altares en memoria de los mismos porque los dieron por muertos, publicaron medios de prensa de San Francisco de Macorís.
Cada viajero habría pagado el equivalente a 1.000 dólares a dos hombres no identificados, residentes en San Francisco de Macorís, que, según los denunciantes, no respondieron las llamadas tras la desaparición.
Cientos de dominicanos se lanzan cada año al mar en pequeñas embarcaciones, muchas de ellas de fabricación casera, intentando llegar por el canal de la Mona a Puerto Rico.
En el 2004 un total de 36 dominicanos, de un grupo de 87, se amamantó con leche materna, bebió agua del mar y algunos incluso se alimentaron de carne humana en un acto desesperado por salvar su vida.
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